Guillermo se encontró temblando. Desde que lo despidieran de su trabajo meses atrás, se había pasado noches en vela intentando entender la razón por la que fue destituido de un trabajo al que había entregado toda su atención, y cuando el amor de su vida se marchó tras decidir que no podía continuar junto a una persona que había perdido todo, se empezó a preguntar como habría sido su vida si todo se hubiera mantenido como estaba antes del despido. Ahora, después de tanto tiempo, ante él se abría la posibilidad de revivir, aunque fuera de forma simulada, todo aquello que en su día le hizo sentirse una persona querida.
- ¿Corro algún riesgo exponiéndome a esto? Estoy aquí para ayudarte y eso haré, pero necesito asegurarme de que sabes lo que haces.
- Confías muy poco en mi, Guillermo. -Sonrió de nuevo. Esta vez de una forma que asustó un poco a su hermano- eres de mi familia, y como tal no dejaré que te pase nada malo. Te tendremos controlado por la pantalla de este cacharro que ves aquí -Dijo, señalando a la caja metálica-, sirve para medir tu actividad cerebral. Si vemos algo inusual, te sacaremos, no te preocupes. -Aquello debería haber disipado toda inquietud de Guillermo, pero no fue así. Había escuchado cosas sobre lo excéntrico que era su hermano y temía por que el éxito de la prueba fuera a anteponerse ante su seguridad, aun así, había llegado hasta allí y ya no podía echarse atrás- De acuerdo entonces, me pongo en vuestras manos. ¿Qué he de hacer ahora?
- Simplemente relájate y déjate llevar. Tu cerebro sabe en todo momento qué quiere y una vez que te conectemos al aparato, analizará tu mente y te traerá de vuelta a tu pasado feliz. -Volvía a sonreír frenéticamente-
- O al menos, así es como se supone que funciona. -Intervino Rosa-
- -Hugo fulminó con la mirada a su compañera- Nada de suposiciones querida, hemos estado meses estudiando esto, así es como funcionará.
- ¿Corro algún riesgo exponiéndome a esto? Estoy aquí para ayudarte y eso haré, pero necesito asegurarme de que sabes lo que haces.
- Confías muy poco en mi, Guillermo. -Sonrió de nuevo. Esta vez de una forma que asustó un poco a su hermano- eres de mi familia, y como tal no dejaré que te pase nada malo. Te tendremos controlado por la pantalla de este cacharro que ves aquí -Dijo, señalando a la caja metálica-, sirve para medir tu actividad cerebral. Si vemos algo inusual, te sacaremos, no te preocupes. -Aquello debería haber disipado toda inquietud de Guillermo, pero no fue así. Había escuchado cosas sobre lo excéntrico que era su hermano y temía por que el éxito de la prueba fuera a anteponerse ante su seguridad, aun así, había llegado hasta allí y ya no podía echarse atrás- De acuerdo entonces, me pongo en vuestras manos. ¿Qué he de hacer ahora?
- Simplemente relájate y déjate llevar. Tu cerebro sabe en todo momento qué quiere y una vez que te conectemos al aparato, analizará tu mente y te traerá de vuelta a tu pasado feliz. -Volvía a sonreír frenéticamente-
- O al menos, así es como se supone que funciona. -Intervino Rosa-
- -Hugo fulminó con la mirada a su compañera- Nada de suposiciones querida, hemos estado meses estudiando esto, así es como funcionará.